Pierre Bernac (1899-1979) fue un eminente barítono francés que desarrolló su carrera durante casi 4 décadas dedicado casi exclusivamente a la "moderna canción francesa" (Poulenc, Duparc, Milhaud, Satie o Ravel, entre otros muchos), lo que le permitió erigirse como una autoridad en la materia y, afortunadamente, trasladar a numerosos discípulos en su faceta educadora, que ejerció igualmente con la misma pasión que en sus recitales. Gerard Souzay, por afinidad estilística, fue el más sobresaliente de todos ellos, heredando de manera natural la consideración que hasta entonces tenía Monsieur Bernac.
Dotado de una voz singular y fácilmente reconocible de "barítono martin", de extensión similar a la del barítono habitual pero con el color y la levedad propias de un tenor, encontró en la mencionada canción francesa de finales del siglo XIX y principios del XX, el vehículo ideal para su instrumento. Fraseo elegante y ligero, y una pronunciación inmaculada. Posteriormente, se prepararía a conciencia para acometer otros terrenos como el Lied (dejó un importante Schumann's Dichterliebe) y fue el receptor de importantes composiciones alejados de la escuela francesa como Hindemith, Barber o Berkeley.
Como no podía ser de otra manera su única aproximación operística fue con el Pelleas debussiano allá por los años 30, claro ejemplo en el repertorio del Barítono Martin. Sólo un par de ocasiones de las que creo no hay testimonio sonoro. Una pena...
Este recital que les traigo aquí, gracias a los archivos de la INA, encuentra a Bernac en la década final de su carrera, pero aún capaz de transmitir toda la intensidad y delicadeza que le caracterizaron hasta entonces, magnificados por la emoción del directo y la proximidad del público.
Como es lógico llama la atención el acompañamiento de Francis Poulenc, con el que formó una pareja artística indestructible, desde su primer encuentro en los años 20 hasta la despedida final de los escenarios en 1960. Caso extraordinario en la historia en la que intérprete principal y acompañante tienen la misma importancia y relevancia; no sería descabellado pensar que algunos espectadores acudiesen a los conciertos para atender "sólo" a Poulenc. Me viene al recuerdo otra pareja similar con Britten y Pears, aunque estos últimos llevaron su relación artística a otros terrenos.
La toma sonora es muy correcta, teniendo en cuenta la fecha de la grabación, y el repertorio es una muestra excelente del vasto universo por el que se movió este extraordinario artista. Basta escuchar su Don Quichotte raveliano, tres piezas que pasarían de manera insignificante en cualquier recital, pero que aquí son desgranadas con una bonhomía deliciosa; la Chanson epique serviría de testamento para toda una carrera.
Bernac&Poulenc_Bordeaux1952.rar
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Format: Flac (tracked)
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